Vietnam. Primera escala Ho Chi Minh, antigua Saigón

A Vietnam llegamos con una idea de qué queríamos visitar (Hanoi y Saigón, el delta del Mekong, la bahía de Ha Long y algo de playa) pero con nada reservado salvo los vuelos y el hotel para un par de noches en Saigón. De hecho, no teníamos nada reservado para el resto del viaje. Decidimos ir a una agencia para ver qué nos proponían y si nos encajaba el precio. De esta forma ahorraríamos tiempo para programar Japón y África. La organización del viaje lleva mucho tiempo y puede llegar a resultar bastante tediosa. Javier, del que os hablo más abajo, nos había hablado de una agencia de viajes llamada Buffalo Tours que organiza viajes a Vietnam, y allá nos fuimos. En 20 minutos teníamos un primer itinerario. Como ya teníamos los vuelos interiores de Vietnam hubo que darle alguna vuelta, pero al día siguiente ya lo teníamos todo programado. Nos atendieron muy bien y por lo que hemos visto, merece la pena desde Europa comprar un billete de avión y contratar con una agencia local.

¡Qué sensación más rara que te lleven y te traigan y que tengas todo programado y no tengas nada que pensar! Aunque hemos viajado así en alguna ocasión, en este viaje no organizamos nada con agencia, por lo que tuvimos una sensación un poco rara, resulta distinto de lo que hemos hecho hasta ahora.

Llegamos a Ho Chi Minh (antigua Saigón) por la tarde. La sensación que tuvimos al llegar a Siem Reap, aquí se multiplica. Hay muchísima gente, motos con 1,2,3 ó 4 pasajeros con mercancía, con perros. Además de coches, carretas, camionetas, camiones.

La mezcla aquí es llamativa. Se ve a gente en la calle vestida a la forma tradicional o a militares comunistas junto a rascacielos y coches y tiendas de lujo. Esta mezcla entre revolución comunista y nuevo capitalismo no tiene muy buena pinta. Parece que en lugar de hacer que se desarrolle el país, está beneficiando solo a algunos. Estoy leyendo el libro de Juan Pablo (La Silenciosa Conquista China) y este fenómeno está bastante bien reflejado.

Lo mejor de esta ciudad es pasear por la calle. De las primeras cosas que aprendemos es a cruzar la calle. No hay semáforos para peatones y no se respetan los pasos de cebra. Cuando vas a cruzar ves una riada de vehículos y piensas que es imposible llegar al otro lado sano y salvo. Pues no lo es, no hay más que mirar cómo lo hace la gente de aquí. Sobre todo nada de correr, hay que empezar a cruzar andando lento entre los coches, motos, bicis y ellos te van esquivando. Al extranjero nos genera un poco de estrés pero no hay otra solución.

A una hora de Ho Chi Minh hay una zona que fue una de las principales zonas de actividad de la guerrilla comunista en el sur de Vietnam durante la guerra. Aquí los vietnamitas construyeron una ciudad subterránea formada por túneles. Durante mucho tiempo los americanos estaban desconcertados porque no sabían por donde les salía el enemigo. Cuando descubrieron los túneles no tuvieron manera de destruirlos porque las entradas eran tan pequeñas que no eran capaces de entrar. Por supuesto los niños probaron a entrar, el agujero es muy pequeño. Jorge y yo no tuvimos la tentación, sobre todo después de ver a una señora muy osada que se metió y se quedo literalmente atrapada. Tuvieron que tirar de ella para sacarla, la escena tenía muy poco glamour.

Por las fotos se ve que el típico militar americano fornido aquí no es capaz de entrar. Hay una parte de los túneles que han ampliado y a la que puedes acceder y caminar durante 20 metros. Nos metimos y la sensación de claustrofobia es terrible. Más cuando piensas que había gente que se pasaba en estos túneles muchos días e incluso semanas.

Una curiosidad, allí vimos la fruta de donde se sacan los anacardos. La semilla está en el exterior como se ve en la foto.

El viaje de vuelta fue muy bonito. Pasamos entre los campos de arroz y las imágenes son realmente pintorescas.

En la carretera ves pequeños restautancitos con hamacas en lugar de sillas. Hace mucho calor y las carreteras no son muy buenas y la gente creo que se para a descansar allí. Pero cualquier sitio es bueno para descansar, incluso encima de la moto…o en la autopista.

Nos llamaron la atención las tumbas. A los muertos los entierran en una especie de casitas en la tierra de la familia, generalmente en mitad de los campos de cultivo. Debe de ser para que les cuiden la cosecha. Si vendes el terreno tienes que llevarte a tus muertos.

Esta tarde habíamos quedado con Javier y su familia. En Bruselas, Isabel nos dio el contacto de su primo Javier en Vietnam. Llevan viviendo unos años aquí. Nos vimos en un sitio muy chulo, Snap, que además de una café-restaurante muy agradable es una agencia que busca alojamiento en el barrio donde viven ellos, donde hay muchos expatriados. Estuvieron contándonos muchas cosas sobre la vida en Vietnam. Nos hicimos estas fotos de recuerdo.

Nos está gustando mucho la comida asiática. En Nueva Zelanda, Cris y JP nos hicieron comida china muy rica y nos hablaron de cosas “distintas” que habían comido. Aquí en Saigón fuimos a un restaurante chino que nos sorprendió y donde había bastantes cosas raras. Yago es el especialista en pedir y comerse cualquier cosa especial, bueno mientras no sean verduras, eso no es capaz de tragárselo. Pidió medusa con oreja de cerdo (a la izquierda de la foto) y sopa de tiburón con cangrejo. Todos se animaron a probar y  parece que les gustaron mucho.

Además de eso pedimos algo de marisco. He de decir que desde que salimos de Galicia es el mejor pescado o marisco que hemos tomado. Nos aconsejaron una cosa que se llamaba mantis-gamba. Es como una gamba con forma de mantis religiosa (sin cocinar a la izquierda y cocinada a la derecha). Había otras cosas con forma y tamaño sorprendentes que no nos decidimos a probar (abajo a la derecha de la foto).

Aquí terminó nuestra visita a Saigon. Nuestro próximo destino: el delta del Mekong.

Mónica