Volamos de Christchurch en la isla sur a Hamilton en la isla norte. Nos llamó la atención muchísimo que no hay control de seguridad. Te subes al avión y nadie ha mirado lo que llevas en el equipaje de mano, no hay arcos de seguridad ni rayos X. Y aún más, nadie nos pidió identificación de ningún tipo. Tu mismo te imprimes las tarjetas de embarque en unas máquinas y entregas el equipaje en una cinta. Es como subirte al autobús. Como dicen aquí, “no worries” (no hay preocupaciones).
Teníamos tres días por delante para visitar alguna zona de la isla norte antes de irnos al norte, a la casa que habíamos alquilado con Cristina y Juan Pablo para pasar la Navidad.
Habíamos oído que Hamilton no merecía mucho la pena, pero llegamos tarde, con ganas de una buena cena, y decidimos quedarnos. Efectivamente la ciudad no tiene mucho interés, pero el centro es agradable y encontramos un restaurante abierto y un hotel muy cerca con una habitación familiar. Después de la autocaravana teníamos todos ganas de una cama de verdad. Nos parecieron comodísimas y dormimos muy bien.
A la mañana siguiente aprovechamos que estábamos en la ciudad para hacer unos recados y después nos marchamos a Waitomo, a ver unas cuevas muy famosas. Hay cientos de cuevas en la zona y unas pocas están abiertas al turismo. Las hay de kilómetros de longitud. Las de Waitomo son famosas porque pasa un río por ellas y en el techo de las cuevas viven luciérnagas, por lo que hay zonas donde los techos están llenos de puntitos de luz. Podéis ver las fotos en este enlace. Hay otra cueva cercana en la que puedes descargar adrenalina haciendo “black water rafting”, es decir, rafting en la oscuridad por un río que va por dentro de una cueva. Parece ser que se lo inventaron aquí. Qué ocurrencias.
Este es el río que sale de la cueva.
Por aquí entró la primera expedición que exploró la cueva en 1887. Los maorís le tenían pánico a las cuevas y los ingleses tuvieron que convencer a un jefe maorí para meterse con ellos en una barca. Luego el jefe perdió el miedo y en 1889 empezó a cobrar a turistas por pasearlos por las cuevas. En 1906 el gobierno se hizo cargo de la explotación turística de las cuevas pero en 1989 se lo devolvieron a los descendientes de aquel intrépido jefe maorí. Algunos de ellos son los que te enseñan las cuevas ahora.
Cerca de Waitomo paramos en un aviario para ver kiwis, los simpáticos animales que son el símbolo de Nueva Zelanda. ¡No podíamos marcharnos sin verlos! Son animales nocturnos y muy tímidos por lo que es rarísimo verlos en la naturaleza. Sólo existen en este país. Son aves que no vuelan y andan dando saltitos de una lado para otro picoteando gusanos del suelo. Es el ave que produce el huevo más grande en relación a su tamaño. En el aviario vimos una pareja en un recinto cerrado con un cristal. Nos comentaron que pueden vivir hasta 50 años. Estaba bastante oscuro (simulan la noche durante el día para que salgan) y no dejan hacer fotos, por lo que los que os enseño aquí son unos ejemplares disecados que había en exposición.
Después de los kiwis nos montamos en el coche y condujimos hasta Matamata, un pueblo que apenas saldría en los mapas si no fuera porque cerca de allí se encuentra la granja donde los productores de la película El Señor de los Anillos construyeron el pueblo de los hobbits, llamado Hobbiton. A la mañana siguiente nos fuimos en una excursión organizada de 2 horas y media a verlo. Es probablemente la cosa más friki que hemos hecho desde el comienzo del viaje, pero nos gustó mucho.
Para los que os gusten las películas, se rodaron íntegramente en Nueva Zelanda, en más de 150 sitios. Prácticamente en todos los sitios que visitamos hay excursiones relacionadas con la película (aunque sólo fuimos a ésta). La granja para reproducir Hobbiton la localizaron en el año 98 mediante unos vuelos fotográficos. Es un paisaje típico de aquí, con colinas, un pequeño lago, muy idílico. Es un lugar muy discreto que no se ve desde ninguna carretera, lo que era importante para resguardar la confidencialidad del rodaje. Y por último, tiene una peculiaridad interesante, y es que desde el alto de la colina (donde luego construirían la casa de Bilbo Bolsón) no se ve nada artificial, ningún edificio (excepto una granja que disimularon con un árbol), no hay cables eléctricos, no hay carreteras.
Los productores de la película hicieron un contrato con los dueños de la granja. La construcción duró 1 año y el rodaje 3 meses. Durante el rodaje había 400 personas viviendo en la granja. Las escenas que se rodaron aquí son sólo en exteriores. Las casas de los hobbits están vacías. Las escenas de interior se rodaron en unos estudios en Wellington.
Una vez concluido el rodaje se demolió todo y se dejó prácticamente como estaba antes. Durante ese tiempo, los dueños de la granja recibieron muchas peticiones para visitar el sitio. Cuando la productora volvió para ofrecer un nuevo contrato para el rodaje de El Hobbit (cuya primera parte se acaba de estrenar), los dueños propusieron mantener Hobbiton para visitas turísticas. Hicieron una sociedad conjunta con la productora que es la que explota las visitas desde 2011 y tiene 25 empleados. Apuesto a que les da más que las 14000 ovejas y 500 vacas que tienen en la granja.
La granja es espectacular de bonita y sólo por ver los paisajes merece la pena visitarla.
En general parece desproporcionado el esfuerzo de montaje de todo esto en relación a los minutos que aparecen en la película. Pero me imagino que Hollywood es así. Otra cosa tremenda es lo que hicieron para montar el árbol que sale encima de la casa de Bilbo Bolsón. Encontraron un roble enorme en otra granja, lo compraron y lo cortaron en trozos. Lo montaron de nuevo como un puzzle y le colgaron con alambres decenas de miles de hojas artificiales. Todo eso para salir 20 segundos en la película. Para la película de El Hobbit lo rehicieron en plástico, que es el que se ve en las fotos (al fondo a la izquierda en esta foto, el grande de la derecha es el árbol del campo de la fiesta de cumpleaños que sale en la película).
Después de los hobbits nos montamos de nuevo en el coche para ir a la Península de Coromandel, una zona de costa que nos habían recomendado. Siguiendo la dinámica que traíamos de la isla sur, estos días nos movimos sin reservar nada, un poco improvisando sobre la marcha. Sin embargo esta semana era ya de vacaciones escolares, por lo que esperábamos que muchos sitios estuviesen completos. De hecho fue así y no encontramos nada en la playa que nos gustase. Acabamos yendo a una casa rural en el interior, y acertamos, porque era muy bonita y estuvimos muy bien. Además, hizo mal tiempo con lo cual de playa, nada. Aprovechamos para descansar.
El último día hicimos una caminata por la costa hasta una playa que se llama Cathedral Cove. El nombre nos recordó a la Playa de las Catedrales de Lugo. La llovizna continua durante las tres horas que anduvimos por allí también se parecía bastante a la de la Mariña lucense. A pesar del mal tiempo mereció la pena. La costa y la playa son muy bonitas.
Yago se hizo la mitad de la caminata de vuelta descalzo, a lo kiwi. Aquí, como en Australia, te llama la atención que ves gente descalza en todos sitios.
Al día siguiente, 21 de diciembre, salimos hacia el norte para encontrarnos con nuestros amigos para pasar la Navidad.
Jorge
3 Responses to “Nueva Zelanda Isla Norte: cuevas, luciérnagas y hobbits”
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Yo no sé para que vais tan lejos si en Galicia tenéis todos los paisajes, playas, montañas….la playa es igual inca que la de las catedrales.
Besos a todos
Que fotos tan bonitas, la playa desde luego podría ser perfectamente la de las catedrales. Bravo por Yago, ¡Donde fueres haz lo que vieres! Por donde andáis ahora, habéis cambiado ya de continente? Yo acabo de llegar y la vuelta es dura, vosotros que podéis a seguir disfrutando. Muchos besos
Hola Monica et famille
Tous mes voeux pour cette nouvelle année 2013 … de beaux paysages à faire découvrir à tous ceux qui vous suivent, de nouvelles rencontres, profitez en et merci pour tous ces détails. J’attends avec impatience vos prochaines destinations.
Bises à vous 5