Dec 182012
 

Con los músculos aún doloridos por los deportes de riesgo nos marchamos de Queenstown. Los niños diciendo que cuando sean mayores van a volver aquí a tirarse por todos sitios y hacer todas las barrabasadas que puedan. Yo encantado mientras no les tenga que acompañar y no me lo cuenten.

De camino a la costa oeste pasamos por el lago Hawea. Es impresionante. En este país te pasas el rato con los ojos abiertos como platos. Cuando te crees que has visto lo más alucinante, la siguiente curva te sorprende con el no va más.

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Paramos a comer al borde del lago. Después pasamos por al lado del extremo norte del lago Wanaka. Hacía un día fantástico.

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Más adelante había anunciada una cascada en la carretera. Nos paramos y José se puso en bañador y cruzó el río (obviamente no le llegó con lo del día anterior).

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A medida que nos acercamos a la costa el paisaje cambió radicalmente. Llegamos a un pueblo que se llama Haast. Repostamos en la única gasolinera y la señora nos dijo que la cobertura de móvil más cercana estaba a dos horas. De nuevo un paisaje totalmente distinto a lo que habíamos visto y de nuevo precioso.

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Continuamos por la carretera de la costa hasta Fox Glacier, donde nos quedamos a dormir cerca de un lago llamado Matheson, que es famoso por sus vistas al monte Cook. Nos levantamos relativamente temprano y nos fuimos al lago. Se tarda como 90 minutos en rodearlo, pero con el tiempo que estuvimos mareando y haciendo fotos al final nos quedamos más de 2 horas.

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Había bastantes nubes pero el monte Cook se asomó durante un rato.

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Vimos también a un habitante del lago bastante extraño.

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Antes de seguir camino fuimos a ver el glaciar Franz-Josef, que es probablemente el más famoso de Nueva Zelanda. Como ya vimos glaciares en Canadá y sobre todo en Argentina y Chile, no nos paramos mucho. Además hacía bastante mal tiempo. Lo curioso del glaciar es que está al lado de la costa, sólo a 19 km.

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A medida que nos fuimos hacia el norte mejoró el tiempo. Llegamos a una zona de costa de playas enormes.

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Y una señal curiosa…

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Llegamos al camping que está al lado de las famosas rocas Pancake que íbamos a ver al día siguiente. El camping está al lado de una playa inmensa, preciosa. Mónica tenía una reunión por skype a las 9 de la noche y el único sitio con cobertura era la playa. Estuvimos viendo la puesta de sol en la playa mientras Mónica hablaba con el ipad. ¡Qué momento!

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Al día siguiente íbamos a ver los Pancakes, unas curiosas formaciones rocosas en la costa que recomiendan ver en marea alta porque el mar bate y sale despedido por unos agujeros verticales. La marea alta era a las 12 por lo que no tuvimos que madrugar. Cuando llegamos nos recibieron en el parking unas wekas, una especie de gallinas/kiwis.

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La marea estaba alta pero el mar no batía mucho, por lo que no vimos los famosos “blowholes” en acción. De todas formas la costa es preciosa, está llena de aves y las rocas son muy curiosas.

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Por la tarde habíamos quedado con la familia Cordi en el norte de la isla, cerca de la ciudad de Nelson y del Parque Nacional Abel Tasman. Son Emmanuel y Flavie con sus hijos Gaspard y Aurelien. Nos habían puesto en contacto unos amigos comunes. Viven en Bruselas y el niño mayor está en el colegio de José, Yago y Carmen. Pero ahora están dando una vuelta al mundo, aunque un poco distinta de la nuestra. Empezaron en agosto del año pasado, viajaron durante tres meses por América y el Pacífico y se vinieron a vivir a Nueva Zelanda durante el curso escolar. De regreso a Europa viajarán por Asia. Están viviendo en un pueblo costero que se llama Mapua. Nos esperaban en una playa cercana, Rabbit Island, con una barbacoa. Lo pasamos muy bien con ellos, son fantásticos. Los niños estuvieron encantados de ver a otros niños.

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Los Cordi están contentísimos con la experiencia. Los niños están felices en el colegio. Hay mucho deporte y un ambiente muy sano. Un punto curioso: en el colegio donde están el gorro es obligatorio, los zapatos no. Muy kiwi.

Al día siguiente quedamos para ir en un barco al Parque Nacional Abel Tasman a hacer una caminata de 2 horas y quedarnos el resto del día en la playa. El nombre del parque viene de un holandés, el primer europeo que vino a Nueva Zelanda a mediados del siglo XVII, más de 100 años antes de Cook.

Fuimos a dormir un camping que hay en el pueblo desde donde sale el barco. La zona es la mayor productora de fruta de Nueva Zelanda. El paisaje es muy verde, muy bonito. El atardecer puso el cielo rojo espectacular.

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A la mañana siguiente salimos a las 9:30 h. El día fue increíble. El Parque Nacional es precioso. Sólo se puede llegar en barco o caminando (hay una caminata de 4 días que es muy famosa). La playa donde nos quedamos es un paraíso. Los niños estuvieron jugando al rugby con Emmanuel y otros dos niños franceses que se unieron.

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Terminamos el día con un fish and chips muy rico en Mapua. ¡Qué día más completo y qué bien lo pasamos! Quedamos con los Cordi para vernos en Bruselas cuando vuelvan.

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Aunque era tarde arrancamos para avanzar antes de que anocheciera. Llegamos a un camping a punto de anochecer. A la mañana siguiente salíamos hacia nuestra última parada en la Isla Sur, Kaikoura.

En el camino pasamos por Marlborough, una de las mejores zonas vinícolas de Nueva Zelanda, cuna de unos Sauvignon Blanc mundialmente famosos. De hecho ya los había probado unos días atrás y fueron de los vinos que más me impresionaron de todos los que probé en los últimos meses. Durante el viaje he ido probando de todos los países que hemos visitado, siempre comprando vinos de zonas y uvas conocidas en supermercados normales, de precio medio. Con estos antecedentes paramos en una bodega, que resultó que su mejor vino no era un Sauvignon sino un Riesling. Pero muy rico. Compramos una botella para la cena.

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La señora de la bodega nos recomendó ir a coger cerezas y moras. Hay unas explotaciones que te permiten recoger tú mismo del árbol. Luego pesan lo que recoges y lo pagas. La verdad es que fue muy divertido. Empezamos con las cerezas.

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Luego fuimos a las moras y frambuesas pero lo mínimo para recoger tú mismo era 1 kg. Pensamos que como nos quedaba sólo un día, se nos iba a aflojar el aparato digestivo sobremanera, y compramos un paquetito surtido más pequeño y unos helados.

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Seguimos camino hacia Kaikoura. Los paisajes de nuevo magníficos, y por fin llegamos a la costa. Nos paramos en una playa llena de focas y cormoranes.

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Kaikoura es el paraíso de los animales marinos. Es famoso porque puedes ir a ver ballenas, pero no es el mejor momento para eso. Nosotros teníamos en mente otra de las actividades estrella, nadar con delfines. Cuando llegamos al centro de información ya no había plazas para el día siguiente a las 8:30 h. A las 12:30 era muy tarde porque teníamos que salir hacia Christchurch como tarde a las 12. ¡Total que terminamos reservando en el barco de las 5:30 h de la mañana!

Salimos a cenar al pueblo y probamos los mejillones de la zona. Son verdes. Los bichos están buenos, la preparación no nos convenció.

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Al final el madrugón lo agradecimos. El amanecer en el barco es una pasada y es el momento en que los delfines están más activos. Yo tengo que reconocer que después de la última experiencia acuática (el surf en el río), estaba bastante escéptico de meterme en mar abierto a nadar. Pero resultó fenomenal, una de las experiencias más bonitas de nuestro viaje.

Teníamos que estar a las 5:20 h en la oficina de la empresa Dolphin Encounter. Cuando llegamos el sol estaba a punto de salir.

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Nos dieron trajes de neopreno completos, con gorro, bastante gordos. Se ve que el agua está fría. También aletas, gafas y tubo. Nos pusieron un video con algunas instrucciones de seguridad y recomendaciones para respetar a los delfines y para atraerlos, hacer que se interesasen por nosotros. Nos montamos en un bus que nos llevó al barco en diez minutos. El mar estaba bastante tranquilo. Enfilamos hacia el sur y en unos 20 minutos estábamos ya saltando al agua para nadar con los delfines. ¡Qué pasada! Los trajes te protegen del agua fría perfectamente y además hacen que flotes mucho con lo cual es facilísimo nadar. No había apenas olas. Delfines por todas partes. En un momento levanté la vista y había un albatros posado en el agua delante de mi. Nadamos tres veces con los delfines.

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Luego nos cambiamos y nos pusimos en cubierta para ver a los delfines desde el barco. Increíble. Había cientos de ellos saltando delante de nosotros, siguiendo al barco, haciendo piruetas.

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Cuando volvimos a puerto aún eran las 8:30 de la mañana. Volvimos al camping a hacer las maletas y nos fuimos hacia Christchurch, a devolver la autocaravana y coger un avión hacia la Isla Norte. La road movie kiwi llega a su fin. Más de 2000 km en 12 días, 11 campings en 9 sitios distintos. Paisajes impresionantes, actividades “inéditas” y los delfines como final fantástico. ¡Necesitamos un descanso! Pero no hay tregua.

Jorge

 Posted by at 09:43

  2 Responses to “Nueva Zelanda Isla Sur: costa oeste, Nelson y Kaikoura”

  1. Hola Familia:

    Estamos disfrutando con todos vuestros posts. Nueva Zelanda se está confirmando como el viaje que mas nos gustaría hacer. Nos acordamos mucho de vosotros, y en estas fechas queremos mandaros un fortísimo abrazo y muchos besos. Aunque os echaremos de menos por aquí, seguid pasándolo pipa.
    ¡Seguro que estas Navidades no se os olvidan nunca!
    Felices fiestas.

    Pablo, Miguel, Inés y Edu

  2. hola Carmen como estas?
    te echo de menos !
    cuando yegas?
    quien es este chico?
    un beso fuerte,Maria .

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