Oct 232012
 

En Bariloche reservamos un apartamento en un apart-hotel llamado Catalonia Sur. Cuando llamé por teléfono para reservar ya me di cuenta por el acento que la chica que me atendió era catalana. Llegamos en taxi desde la estación de autobuses. En el trayecto pasamos de largo el pueblo y aún tardamos unos diez minutos más en llegar. Subimos por una calle sin asfaltar y por fin llegamos al apartamento. La verdad es que me parecía que me había equivocado con el sitio, porque parecía lejos del centro del pueblo. Pero enseguida nos dimos cuenta que habíamos acertado cuando llegamos al apartamento y vimos esto:

Luego Tania nos ofreció prepararnos una merienda. Eran cerca de las 4 de la tarde, y como en las fronteras no puedes pasar alimentos, no habíamos comido nada. Nos trajo una merienda que nos supo a gloria, con café, tostadas, jamón, queso, zumo, bollos, madalenas, yogures… todo buenísimo. También Juan nos ofreció buscarnos un coche de alquiler y en un par de horas teníamos uno en la puerta del hotel por un precio estupendo. ¿Lavandería? No te preocupes, me das la ropa por la mañana y te la traigo por la tarde. Ahora vengo y os recomiendo con un mapa lo que podéis hacer mañana. En fin, una pareja catalana/argentino encantadora que nos atendió de cine. Desde el primer minuto estuvimos encantados.

Después de la merienda los niños se pusieron a estudiar y por la noche nos fuimos a cenar.

Bariloche es la ciudad de vacaciones por excelencia de los argentinos. En invierno esquí y en verano montaña y todo tipo de actividades deportivas. El sitio donde está es increíble, mires a donde mires es como una postal, el lago Nahuel Huapi y las montañas que lo rodean. El lago es enorme y tiene islas y penínsulas que lo hacen muy pintoresco.

Al día siguiente nos fuimos a recorrer el Circuito Chico, que es lo típico que haces si tienes un día en Bariloche. Y no nos defraudó, la verdad es que es precioso. Es un recorrido alrededor de una península que hay en el lago muy cerca de la ciudad. Al principio del circuito hay un hotel que tiene fama de ser el mejor de Argentina, el hotel Llao Llao. Entramos para tomar algo y verlo pero había un rally de coches antiguos y no se podía. De todas formas vimos las vistas que son fantásticas.

Poco después hay un aparcamiento del que parte un sendero que te lleva al Lago Escondido. El sendero es muy curioso porque está lleno de una especie de juncos que hacen como arcos por encima del camino. Por los lados hay árboles inmensos. Después de unos 15 o 20 minutos llegas al lago que es bonito con mucha vegetación y montañas al fondo (en Bariloche siempre hay montañas mires hacia donde mires).

Luego nos paramos en un par de miradores y en el arroyo López, donde Juan nos había dicho que podíamos hacer una buena caminata por la orilla del río. A los niños les encantó el sitio (también a los mayores). El típico río de montaña con mucha roca, árboles cruzados… Desde el minuto uno José y Yago querían cruzar al otro lado del río y fueron buscando el sitio. José de explorador probando sitios. Después de muchas vueltas al final lo consiguieron y animaron a su hermana a cruzar. Carmen lo consiguió pero después quería volver porque no quería bajar por enfrente si no estábamos sus padres. Es que somos muy de ciudad, y el bosque está lleno de peligros. En fin, que tuve que cruzar por el tronco yo también y al final los niños y yo volvimos por la orilla del río por donde no había sendero. Cuando llegamos a la carretera nos sentamos a tomar un café en el chiringuito y los niños a los cinco minutos volvieron al río…

Ya en el camino de vuelta hacia la carretera principal hay un mirador que tiene unas vistas muy famosas. Allí nos paramos. Hay unos puestos de artesanía y un tipo con un San Bernardo enorme que te ofrece una foto que es la más típica de Bariloche. Nos pareció muy caro y nos dio pereza y le dijimos que no, pero nos hicimos unas fotos nosotros con nosotros.

Una cosa que nos llamó la atención es que había unos halcones que les llaman caracara que luego nos explicaron que son unos piratas que roban comida a otros pájaros y también los huevos, etc pero andaban por allí por el asfalto como si nada y la gente les daba de comer. Nos dio pena que animales salvajes como éstos anden así como mendigando comida. El bicho, de todas formas, es precioso y lo vimos muy de cerca.

Al lado del apartamento está el teleférico de Cerro Otto, una montaña que nos habían dicho Juan y Tania que tenía una cafetería giratoria con unas vistas impresionantes. Allí nos fuimos para arriba a pesar de mi vértigo.

Una vez arriba las vistas son impresionantes. Comimos allí, hicimos unas fotos y bajamos para ir al apartamento.

Bajamos al centro de Bariloche a una hora razonable para buscar en las tiendas de ropa algunas cosas que necesitábamos. Lo que necesitábamos no lo encontramos pero si queréis un gorro:

Cenamos y a la cama. A la mañana siguiente amanecimos con un día despejado y aún mejores vistas que el día anterior.

Además tuvimos un visitante inesperado.

Un poco más de estudio y al aeropuerto, que nos marchamos a Calafate, para visitar el Glaciar Perito Moreno.

Jorge

 

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