Aug 282012
 

El día a día del crucero es muy exigente. Nos levantamos alrededor de las 6, desayunamos, a veces incluso hacemos una primera visita antes de desayunar, luego otra, luego la comida, descansar un par de horas y otro par de actividades. Pero todo merece la pena, es espectacular, en el mismo día pasas de estar con los lobos marinos a nadar con los pingüinos, los tiburones y las tortugas, visitar una laguna con flamencos, un paisaje volcánico con cactus que parecen de otro planeta,… Mira que hemos visitado naturaleza en Norteamérica que nos ha impresionado, hemos visto animales salvajes, paisajes increíbles, pero creo que Galápagos es incomparable a cualquier otra cosa.  A las fotos me remito, de estos posts y del post de Carmen de animales de las islas.

Una de las primeras cosas que escuchas de los guías es que hay mucha especies de plantas o animales que son endémicas (sólo se dan en estas islas y en ninguna parte más del mundo, típico de las islas), nativas (llegaron naturalmente a las islas pero también se dan en otras partes) y las invasoras (las trajo el hombre y en muchos casos atacan o son nocivas para la flora y fauna local). En particular las endémicas han desarrollado adaptaciones increíbles al ambiente de las islas, y esto inspiró a Darwin para desarrollar la teoría de la evolución.

Nos tocó un grupo de gente muy maja en el barco. Varios chicos y chicas jóvenes israelíes que viajaban solos pero coincidieron en el barco. Un chico holandés altísimo y muy majo. Una chica suiza muy agradable que hablaba francés. La pareja de neozelandeses y otra de Vancouver simpatiquísimos. Y una pareja de ecuatorianos con los que nos llevamos muy bien, Andrés y Susana, que sólo se quedaron 2 días en el barco porque en realidad venían a trabajar (les han encargado reformar el barco, ¡falta le hace!).

Lo pasamos en grande. Descubrimos el snorkelling. Mónica y yo lo habíamos hecho un vez. Mónica no tenía buen recuerdo, yo sí. Pero en Galápagos fue insuperable. El primer día, durante un rato me agobió un poco la máscara y respirar por el tubito. El agua estaba friísima y cuesta acostumbrarse a pesar del neopreno.  Pero luego disfruté como un enano, y el resto de la familia también. Es una pasada lo que hay por ahí abajo. Una pena que los neoprenos de los niños no les quedasen bien ajustados (otra cosa impresentable). Pasaban mucho frío y aguantaban muy poco en el agua, aunque en los días siguientes hubo sitios con el agua más templada y pudieron ver pingüinos, tiburones, cormoranes…

Esto es lo que hicimos día a día.

El primer día visitamos la isla de Santa Cruz antes de embarcar. Vimos antiguas calderas de magma, ahora cubiertas de una vegetación impresionante. Nos contaron que hay varias especies de plantas invasoras. Una historia curiosa es la introducción del árbol de la quinina. Una de las iniciativas que tuvo en su día el Gobierno de Ecuador para promover la economía de las islas fue fomentar la industria pesquera. Para eso hicieron una joint venture con unos noruegos. Los noruegos vinieron para montar la industria y las fábricas. Temiendo que hubiese malaria trajeron con ellos el árbol de la quinina. En realidad, ni había malaria, y la industria pesquera fue un fracaso (dado que no se parece nada a Noruega). Algunos noruegos se quedaron pero montaron fábricas de queso y leche. El resto de noruegos se marcharon, pero el árbol de la quinina se quedó, y empezó a propagarse por toda la isla. Ahora es muy difícil de controlar. Otra especie invasora es el arbusto que da moras.

Luego fuimos a ver las tortugas terrestres, que nosotros llamamos galápagos. Aprendimos que en realidad galápago es un tipo de silla de montar. Una de las especies de tortuga tiene un caparazón con la forma de la silla de montar, por eso los españoles que llegaron por primera vez a las islas les llamaron así. Las tortugas son animales espectaculares. Son herbívoros y viven hasta 170 años. Darwin se llevó una con él a Inglaterra cuando vino en 1835 y se murió en 2006 (la tortuga Harriet, lo podéis buscar en Wikipedia).

 

Este es un galápago un poco especial:

Vimos también un túnel de lava. Es una formación geológica curiosa. En un antiguo río de lava se enfría la parte superior, el núcleo se vacía con lava fluida y queda un túnel:

Después embarcamos y nos encontramos a este amigo inesperado en la proa del barco:

Y al final del día José y Yago celebraron su cumpleaños mordiendo la tarta en plan ecuatoriano. ¡La tarta estaba buenísima!

La primera noche navegamos hasta el sur de la isla de Isabela, a un sitio llamado Puerto Villamil. El barco se movió muchísimo y dormimos bastante mal. Nos levantamos temprano y desembarcamos en un islote llamado tintoreras. En el camino vimos nuestros primeros piqueros patas azules, unos pájaros preciosos que cazan peces tirándose en picado en el agua a una velocidad increíble. En el islote vimos también los primeros lobos marinos. Y las primeras colonias de iguanas marinas, endémicas y únicas iguanas marinas del mundo. Comen algas en el agua. Pueden estar hasta una hora en el agua. Luego salen y se amontonan al sol para recuperar calor. Cada cierto tiempo escupen por las fosas nasales salmuera. Y es que tiene unas glándulas que desalan el agua de mar. Como apenas hay agua dulce en las islas, pues hay que adaptarse. Son negras como el terreno y apenas las ves hasta que estás encima de ellas. Probablemente algunos de los que leéis este blog no os habréis fijado en las iguanas que salen a la izquierda en la foto que tenemos en la portada del blog. En este islote de paisaje volcánico también vimos las primeras garzas, cangrejos y unos tiburones pequeños (tintoreras) descansando en el fondo de un canal.

Después desembarcamos en puerto Villamil y nos llevaron en autobús a subir hasta el borde de la caldera del volcán Sierra Negra. La subida eran unos 45 minutos por un terreno embarrado. Carmen y Mónica tomaron la sabia decisión de quedarse en el barco. Lo peor es lo que nos temíamos desde el principio, llegamos arriba y no vimos nada. Debe ser espectacular, es el segundo más grande del mundo después del Ngoro-ngoro en África. Mide 8×10 km. En fin, una pena y una pérdida de tiempo, pero al menos hicimos ejercicio. José y Yago llegaron de primeros a la subida y a la bajada. Lo único interesante fueron los paisajes en el camino, desde paisajes volcánicos de lava hasta desérticos con cactus y luego más cerca de la cima del volcán bosque tropical, todo en media hora.

Después de comer, en el camino hacia un criadero de tortugas nos paramos en una laguna con flamencos rosas:

El criadero de tortugas fue muy interesante. Hay 15 especies de tortugas y una serie de colonias en la isla. Con el criadero aseguran que se mantienen poblaciones estables. Las tortugas crías son presa fácil de especies introducidas como las ratas (que trajeron probablemente los piratas cuando usaban las islas como refugio) y los perros. Se estima que cuando llegaron los españoles en el siglo XVI había una población de unas 300000 tortugas. Ahora hay unas 20000 con las actividades de repoblación. Los piratas diezmaron la población. Como una tortuga puede sobrevivir sin comer ni beber 1 o 2 años, las metían en las bodegas de los barcos y así tenían provisiones para largo. El mantenimiento del criadero cuesta al año varios millones de dólares, que sufragan una serie de organismos y organizaciones.

Al salir del criadero nos dejaron un par de horas en la playa. ¡Qué playa! La compartimos con un puñado de personas y unas cuantas iguanas. Preciosa. Nos dimos un baño fantástico. Había bastantes olas. José en un golpe de mar perdió su bañador, que no pudimos encontrar. Los niños estrenaron una nueva cámara sumergible. Acabamos tomando una cerveza en el chiringuito.

 

Jorge

 Posted by at 17:47

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